viernes, 15 de junio de 2018

MAESTRO WENDOR SALGADO, “LA CATEDRAL DEL CRIOLLISMO” PRÓXIMAMENTE EN LA CARTELERA, PROGRAMA CULTURAL AL MUNDO ENTERO

LA CARTELERA, Programa Cultural les brinda información de las actividades culturales y educativas del Perú, se transmite los días viernes a las 14.00 Hrs. al mundo entero a través de nuestro canal: https://www.youtube.com/channel/UC1coRynP3xTO1ZeGNbAhzRg
Para quien jamás haya amanecido en una jarana, entre risas y abrazos con desconocidos, o escuchado trinos de guitarra y voces aguardentosas, esta historia es una puerta a un mundo que canta. 
Breña es el distrito que acoge a La Catedral del Criollismo, una fortaleza que se resiste al paso del tiempo, donde se reúnen amantes de la jarana de todas partes de Lima. Es gracias a un grupo de viejos criollos que reviven las voces de Felipe Pinglo, Pablo Casas, Manuel Acosta Ojeda, Las Limeñitas y los hermanos Áscuez, por mencionar algunos cantantes y compositores de antaño; y que salvaguardan expresiones musicales de la costa del Perú cada viernes por la noche.
La Catedral del Criollismo es una crónica que nos invita a conocer las historias de jaranistas de la Guardia Vieja, quienes reclaman ser oídos por ser parte importante de la peruanidad. Este primer libro de Luis Cáceres  Álvarez está lleno de episodios, versos y canciones que demuestran que el criollismo sigue sonando y es escuchado en una ciudad que se abre paso al siglo XXI. Luis Cáceres.
WENDOR SALGADO, DESDE JOVEN (22 AÑOS), FUE EL GUITARRISTA PREFERIDO POR LOS VIEJOS Y GRANDES CANTANTES CRIOLLOS PARA QUE LOS ACOMPAÑE.
Un grupo de amigos sexagenarios se reunía todos los miércoles en el Centro Social Deportivo J.R. Vallejos Bozzo de Lince. Ellos no tenían idea que desde el 5 de noviembre del 2004 celebrarían en otro templo para la canción criolla. “¡Viva La Catedral del Criollismo!”, gritan con honra y convicción. Pero, ¿cómo llegaron a eso? Un público enorme apareció a su alrededor porque "tocaban bonito". No disfrutaban como antes. Así que el grupo original le propuso a uno de los queridos guitarristas, Wendor Salgado Bedoya, trasladarse a su casa para jaranear los viernes porque vivía solo. Lo hicieron. Al principio sin nombre, solo tenían un día más para disfrutar y agrandar el repertorio. Hasta que un compañero al observar la labor que realizaban exclamó: "¡esto parece La Catedral del Criollismo!". El nombre pegó tanto que las paredes, sus canciones y mentes no la dejan escapar.
El hogar y la explosión de júbilo, sabor y cultura del fin de semana se ubica en la cuadra 11 del jirón Pariacoto, Chacra Colorada, Breña. Camisa blanca, chaleco polar gris, gorra de jockey negra y pantalón del mismo color: Wendor habla de su experiencia con los mayores exponentes del género, de la nuevas formas musicales, de la innovación. A sus 73 años, él se denomina “un guitarrista de barrio, guitarrista de callejón” que toca por propia satisfacción. Jaranea porque le gusta jaranear. Como representante de la Vieja Guardia del siglo XXI se encarga de investigar y recopilar un recóndito repertorio de canciones del sentir popular.
“Hay una cantidad de compositores que no fueron conocidos porque sus canciones no sonaron en radio. Eso tocamos”, dice.
Nació un 21 de mayo de 1941 en Barranca, pero a los dos meses lo trajeron a Lima.
Vivía en la cuadra cuatro de Restauración, Breña. Estudió en el colegio Mariano Melgar y sus primeras clases de guitarra fueron a los 12 años, y aunque empezó como aficionado, su finísimo oído le valió ser el único que tiene el honor de conservar temas especiales e inéditos, de antes que aparezca Felipe Pinglo, otorgado por sus vivencias al lado de los legendarios hermanos Augusto y Elías Ascuez.
Cuando los integrantes de La Catedral eran jóvenes tenían la suerte de ir de barrio en barrio, desde Breña hasta La Victoria, paseándose por el Rímac y Barrios Altos, lo que formaría un séquito de amigos con variopintos estilos. Ahora la juventud no encuentra un lugar donde conocer tales ritmos. 
“Por eso hicimos esto, pasan por aquí jóvenes compositores para aprender uno que otro repertorio. Buscan una canción, la escuchan y si quieren entenderla acuden a nosotros. Aportamos la letra y música, la atención ellos. 
Nuestro mayor anhelo es que no muera la música criolla. Mientras quieran aprender, bienvenidos serán.
Así que enseñamos para que otras generaciones sigan”, comenta. Una buena razón para continuar con el aporte a la peruanidad. Construye la nación de viernes a viernes, de trino en trino, de canto a canto.
Existen cuatro sillas de madera, un sillón para tres personas, dos sillones personales, cinco bancos de plástico y dos cajones: uno en sonido constante y otro en silencio apartado.
Todo está alrededor de una pequeña mesa rectangular de vidrio donde yacen el cenicero con los puchos Carnival o Marlboro a punto de apagarse, y antiguas como sofisticadas grabadoras de audio: una de casete, dos a pila y un par de Tascam. Varios vasos de vidrio, shots y un recipiente con papas sancochadas diminutas y sin pelar al costado del ají se requieren antes, durante y después de cada canción. 
Cinco metros cuadrados de diversión.
En el sillón largo están sentados, con cigarro en mano, Fred Rohner, investigador del Instituto de Etnomusicología de la Universidad Católica del Perú, especialista en lírica y música popular limeña de los siglos XIX y XX. A su derecha con un shot de Pisco en mano, el Director del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) Gerárd Borras. Junto a Rohner publicó el libro Montes y Manrique. Cien años de música peruana. También es autor del libro: Lima, el vals y la canción criolla (1900-1936). Los investigadores visitan para dialogar sobre el Criollismo, conocer nuevas voces y antiguas canciones. 
Esa es la mística del recinto.
El turno de cantar de Fred es evidente. Elige de su repertorio una vieja conocida por los amigos titulada y dedicada al Amancaes de ayer de Don Amador Rivera, vals interpretado por Jorge Pérez y Lucho Garland, Los Troveros Criollos, en 1952. Jamás se publicó en CD.
Veinticuatro de junio, fiesta tradicional, se viste de gala la Pampa de Amancaes; en ella está el recuerdo de la Lima que se fue, ¡los muchachos de ahora, lo haremos renacer!, él con gestos de tristeza, nostalgia y orgullo se funde con el ambiente eufórico y de pisco a su alrededor.
Lima es rica por la gran cantidad de tradiciones. Pero, la fiesta de San Juan de Amancaes en la Pampa de Amancaes o en lo que hoy se conoce como la urbanización El Bosque del Rímac resaltó por su forma, fondo y 400 años de duración. En sus comienzos, era toda una atracción visitarla para merendar en una agradable dimensión verde junto al brote de numerosas flores grandes y amarillas conocidas como Amancaes. Cada 24 de junio se celebraban los concursos de música y bailes típicos. 
Esta abría las puertas de oportunidades para artistas de provincias que deseaban quedarse en la capital. Contó con el apoyo del gobierno de Augusto Leguía hasta su caída en los años treinta. Los asistentes disminuyeron con el pasar de los años por la ampliación y diversificación de espacios para el consumo de música popular como los Coliseos Folklóricos. Las últimas fiestas se realizaron a finales de 1950, época en que las flores se extinguieron y en su lugar aparecieron numerosas barriadas. Solo existen recuerdos que retumban gracias a la lírica criolla.
¡Orgullo del Perú, la música popular!, se escucha desde afuera un contundente ¡Ajá! Los aplausos dentro aumentan su volumen y la alegría se esparce por cada uno de los visitantes, en los valses y polcas nos dejaron su saber: tonderos y marineras, fugas y resbalosas, tocadas en las guitarras por los muchachos de ayer.
"La Catedral del Criollismo" abrió sus puertas el 5 de noviembre del 2004 y desde entonces solo son interpretados temas de antes de 1940 y ninguna del ámbito comercial.
“Si ya lo comercial se escucha todos los días, las mismas canciones, los mismo temas, por qué no darle espacio a infinidad de letras que no salen. Esta es la mística de La Catedral. Todos hemos recopilado muchísimo material”. Wendor lo instituyó.
“La mayoría de gente que desea aprender música criolla empieza con lo que se grabó desde el año 60 hasta el 80 o 85. Entonces, su repertorio se acorta”, señala el Patrón Criollo de Pariacoto. Agrega que a los niños, tarde o temprano, deben enseñarles o por lo menos hacerles escuchar música nacional. 
“No quiere decir que no les guste otro género. Interiormente sabemos que nuestra música es la criolla. 
Si sucede lo contrario, perderían identidad. No existiría el Criollismo”. La esperanza es lo último que se pierde.
Wendor no grabó un disco en su vida hasta hace 10 años en su casa con colegas de rompe y raja. 
Ahora existen más de 500 discos y en ellas se ejecutan entre dieciocho a veinticinco canciones. 
No es técnica, sino sentimiento. Su deseo es que entre a dominio público todas las grabaciones que posee como muestra de fervor nacional y constructor de identidad porque al cantar cada quien entrega parte de sus vivencias. En la actualidad,
“Es muy poco lo que se produce. Todo lo que grabaron en esos años se escucha ahora. Uniformizan la manera de tocar. Anteriormente, en cada barrio existía un estilo diferente.
Me gustaba ir a todos. Tenía la suerte de pertenecer a esos círculos”, explica Wendor, el guardián del Criollismo, mientras sostiene su guitarra favorita y fiel compañera, La Sandunguera, imitando a guitarristas antiguos, a los grandes. Lamula.pe.
LA CARTELERA, Programa Cultural lo tendrá informado acerca de las diferentes presentaciones artísticas como conciertos, teatro, conferencias, presentaciones de libros, entrevistas, turismo, gastronomía, entre otras.
Muy amables por sintonizarnos.
Mag. Carlos Hernando Castro
La Cartelera OTV al Día, Programa Cultural
Procultura Siglo XXI
Director
960541339
Email: lacarteleraprogramacultural@gmail.com
¡¡¡FOMENTANDO UNA CULTURA DE PAZ EN UN MUNDO GLOBALIZADO!!!


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