LA CARTELERA OTV AL DÍA,
Programa Cultural les brinda información de las actividades culturales y
educativas del Perú que se transmite en vivo los días viernes de 14.00 a 16.00
Hrs. al mundo entero a través de http://korartv.com/
Mag. Carlos Hernando, Dr. Fausto Alvarado, Dr. Miguel Ángel Rodríguez Mackay, Mag. Miguel Ángel García R.
El viernes 8 de diciembre en La Cartelera OTV al Día, Programa
Cultural al Mundo entero contaremos como invitados con el Dr. Miguel Ángel
Rodrigue Mackay, Dr. Fausto Alvarado Dodero, CPC. Miguel Ängel García
Rodríguez, Venerable Maestro de la Logia Antonio José de Sucre No.125.
La más importante batalla de la Guerra de la Independencia
hispanoamericana fue sólo una comedia.
En este mes se ha celebrado un nuevo aniversario de la Batalla
de Ayacucho efectuada el 9 de diciembre de 1824, entre las fuerzas realistas
dirigidas por el propio virrey del Perú, José de La Serna, y las huestes
patriotas, comandadas por el lugarteniente del Libertador, el general José
Antonio de Sucre.
Las fuerzas realistas estaban situadas en las alturas del cerro
Condorcunca, mientras que las patriotas ocupaban la llanura de Ayacucho.
Evidentemente, las primeras tenían de su parte una gran ventaja estratégica,
además, eran muy superiores en número. Pero Sucre estaba plenamente confiado en
el triunfo y, en efecto, luego de corto tiempo, no más de tres horas, todo el
ejército realista, comenzando por el virrey, se rindió al vencedor. Como dijo
el parte de guerra, la derrota realista fue “completa y absoluta”.
Han pasado 189 años de tan hermoso acontecimiento y es hora de
que nos preguntemos si verdaderamente hubo tan gran combate o si todo estuvo
arreglado de antemano.
Para ello hay que tomar en cuenta que el general Sucre no sólo
era un gran guerrero, sino también un extraordinario diplomático. Y bien pudo
haber negociado con La Serna antes de la batalla. Hay indicios muy importantes
que pueden certificar este postulado. Primeramente, el curioso hecho de que
antes de que se iniciara la contienda, se determinó que 80 miembros de cada
ejército, que estaban emparentados entre sí, cruzasen la línea que dividía a
las dos huestes, y se abrazaran efusivamente con el pariente correspondiente.
Como cuenta el general Ramallo, “entre ellos estaba el teniente
coronel Pedro Blanco, que más tarde fue presidente de Bolivia, y que deseaba
abrazar a otro Blanco, hermano suyo, jefe de un cuerpo de caballería española.
El brigadier Antonio Tur pasó también a ver a su hermano y todos se abrazaron
derramando lágrimas”.
Como se puede observar, es inimaginable que después de tan efusivos
y emotivos abrazos delante de los dos ejércitos, hubiese deseos de combatir a
un enemigo reconocido como hermano. Además, es inexplicable que todo el
ejército realista se rindiese, comenzando por el virrey y su estado mayor, sin
haber procurado efectuar una retirada hacia el Cuzco. Y para culminar, se tiene
la generosísima Capitulación de Ayacucho, por medio de la cual se garantizaba
la vida, libertad y bienes de todos los realistas que aceptaran dicho acuerdo y
se comprometieran a no volver a tomar las armas. Más todavía, el gobierno
peruano se obligó hasta pagar los pasajes de quienes deseaban retornar a España
con sus enseres.
Queda todavía un último punto que destacar, la felicitación del
jefe del estado mayor del ejército realista, José Canterac, al propio
Libertador Bolívar, donde le expresa: “Como comandante de la gloria, aunque
vencido, no puedo menos que felicitar a V. E. por haber terminado su empresa en
el Perú con la jornada de Ayacucho” (sic).
De todo ello se puede inferir que Sucre y La Serna pactaron con
antelación la capitulación de Ayacucho; y la mayor prueba es que el secretario
de Sucre, el arequipeño José María Rey de Castro, asistió a la batalla al lado
del virrey. Seguramente, ese secretario hubo negociado el célebre documento que
dio fin a la larga guerra de la independencia sudamericana.
Cabe la pregunta, si todo se arregló de antemano, ¿por qué se
dio la batalla? Pues, porque los
españoles no habrían podido volver a España sin haber sido tachados de cobardes
o de traidores.
Así que tuvo que realizarse un simulacro de combate, para
contentar al rey peninsular; simulacro que lamentablemente costó centenares de
bajas en los dos lados. Mucho más, naturalmente, del bando realista.
En consecuencia, la más importante batalla de la Guerra de la
Independencia hispanoamericana fue sólo una comedia. Pero una comedia
trascendental, porque dio fin a una guerra de quince años de duración. Más
todavía, culminó con el odio entre peninsulares y criollos, y dio lugar a que
los realistas que se quedaron en el continente pudieran integrarse plenamente a
los países recientemente libertados por el gran día de Ayacucho. La Razón
(Edición Impresa) / Ramiro Prudencio Lizón.
LA CARTELERA OTV al Día,
Su Programa Cultural lo tendrá informado acerca de las diferentes
presentaciones artísticas como conciertos, teatro, conferencias, presentaciones
de libros, entrevistas, turismo, gastronomía, entre otras.
Muy amables por
sintonizarnos.
Mag. Carlos Hernando
Castro
La Cartelera OTV al Día,
Programa Cultural
Procultura Siglo XXI
Director
960541339
chernandocastro@yahoo.es
¡¡¡FOMENTANDO UNA CULTURA DE
PAZ EN UN MUNDO GLOBALIZADO!!!
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