martes, 3 de octubre de 2017

OCTUBRE "MES MORADO" LO CELEBRAMOS EN LA CARTELERA OTV AL DÍA, SU PROGRAMA CULTURAL AL MUNDO ENTERO

LA CARTELERA, Programa Cultural les brinda información de las actividades culturales y educativas del Perú, se transmite en vivo los días viernes de 14.00 a 16.00 Hrs. al mundo entero en Kora TV a través de http://korartv.com/
HISTORIA Y ORIGEN DEL TURRÓN PERUANO DE “DOÑA PEPA”
El turrón de Doña Pepa, es un tradicional dulce limeño que se acostumbra a preparar con ocasión a la procesión del Señor de Los Milagros, una de las demostraciones de religiosidad más grande del Perú y Latinoamérica. En el Perú, en el mes morado (mes de Octubre), es casi un pecado no comer el turrón de Doña Pepa, y entiéndase que no es una marca Doña Pepa, es un tipo de turrón. Hay diferentes marcas.
Historia
La historia más popular o querida por todos los peruanos, tiene como protagonista a Josefa Marmanillo, conocida popularmente como “Doña Pepa”, esclava del valle de Cañete en la época colonial que destacaba como buena cocinera. Debido a unos problemas de salud, empezó a sentir una parálisis en las articulaciones que le impedía realizar sus labores cotidianas.
Entonces pidió al Cristo de Pachacamilla (Señor de los Milagros) que la sanará de ese mal. Sus plegarias fueron atendidas y Josefa, tenía que viajar a Lima a agradecer al Señor de los Milagros, porque le había curado su cuerpo y su alma. Durante el viaje estuvo ensayando su discurso, pero todo intento de hilvanar ideas fracasaba, el mensaje le parecía pobre, insulso, ella realmente nunca había podido expresar bien sus sentimientos, ella pensaba: ¡Qué diría el señor de esta negra malagradecida!.

Cuando llegó a las cercanías del barrio de Pachacamilla, de donde saldría la imagen, se encontró con un multicolor barullo y un enjambre de personajes que la dejaron estupefacta. La recibió el distraído murmullo de las cuadrillas de cargadores con sus hábitos morados. Luego llamó su atención unas coloridas mixtureras llevando sobre sus cabezas grandes azafates de flores y primorosas frutas de mazapán, membrillos acaramelados y pastillas de canela y azúcar, más allá estaban las sahumadoras, con sus ostentosos pebeteros de plata labrada, eran lindas negritas, muy jóvenes, peinadas con diminutas trenzas, representando a sus “amitas”, que competían al presentar los exóticos inciensos que inundaban el lugar de un misterioso aroma de plegaria.
Muy cerca de las andas del “Cristo Moreno” un grupo de señoras que formaban el coro, cantaban un sentido himno: “Señor de los Milagros, a ti venimos en procesión, tus fieles devotos, a implorar tu bendición”, mientras que una gran banda de músicos uniformados las acompañaba. También eran protagonistas de esta fiesta los veleros, que ofrecían a viva voz unos pequeños candiles, primorosamente adornados, el Señor tenía que estar bien iluminado. A su costado, los faroleros portaban luminarias para asegurase que en las cercanías del anda brillara siempre la luz de la fe.
Ocupaban un sitio especial los penitentes, que se imponían discretamente la tarea de pedir limosna en plena procesión para mantener el culto, pero lo que más llamó la atención de la atónita Josefa fueron las vivanderas, que durante todo el recorrido de la procesión y en las calles aledañas ofrecían con alegres gritos, olluquito, cau cau, causa, escabeche, cebiche, choclos, butifarras, anticuchos, choncholíes, picarones con miel, mazamorra morada, emoliente, etc.
Josefa, absorta, deslumbrada, se vio envuelta en ese torbellino de sensaciones, aromas y sabores y una explosión de fe en su interior le indicó claramente como tenía que agradecer al Señor. Quién, sino ella, sabía hacer el más delicioso de todos los turrones, el más criollo de todos los dulces, sin lugar a dudas era el suyo, era su turrón.
En la próxima salida del Señor, Josefa ya estaba apostada en una esquina con una tabla especialmente acondicionada y a su paso alzó el turrón con sus dos manos y se lo ofreció al Señor, con fe, con amor, con agradecimiento, multicolor, suave, criollo.
Cuando regresó a Cañete, Josefa contaba que el Cristo había vuelto la cabeza y con una gran sonrisa le había agradecido y bendecido el presente. Josefa se propuso viajar de Lima a Pachacamilla, todos los años a ofrecer su dulce en la Fiesta del Señor de los Milagros, luego fue su hija y la hija de ésta y así sucesivamente, hasta nuestros días, en que el Turrón de Doña Pepa, preside, desde hace trescientos años, las expresiones gastronómicas de la muy devota “Procesión del Señor de Los Milagros”.

LA CARTELERA, Programa Cultural lo tendrá informado acerca de las diferentes presentaciones artísticas como conciertos, teatro, conferencias, presentaciones
de libros, entrevistas, turismo, gastronomía, entre otras.
Muy amables por sintonizarnos.
Mgtr. Carlos Hernando Castro
La Cartelera, Programa Cultural
Procultura Siglo XXI
Director
chernandocastro@yahoo.es
¡¡¡FOMENTANDO UNA CULTURA DE PAZ EN UN MUNDO GLOBALIZADO!!!


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